10 de marzo de 2012

SISTEMA INMUNE: Inmunidad inespecífica


Los mecanismos generales de defensa, inespecíficos, del cuerpo son muchos y variados
Resistencia de especie: Indica un fenómeno en el que las características genéticas comunes a una determinada clase de organismo, o especie, ofrecen defensa frente a ciertos gérmenes patógenos. Por ejemplo, la especie humana es resistente a muchas infecciones que se difunden fácilmente entre las plantas y otros animales; el hombre no tiene que preocuparse por adquirir la enfermedad del olmo holandés o de infectarse con el virus del moquillo canino. Por lo general, la resistencia de especie en el hombre es consecuencia de la desfavorabilidad de nuestro medio interno para ciertos gérmenes.
Barreras mecánicas y químicas: El medio interno está protegido por una barrera mecánica continua formada por la membrana cutánea (piel) y las mucosas. Denominadas con frecuencia la primera línea de defensa, estas membranas presentan varias capas de células densamente agrupadas y otros materiales, formando una especie de “muralla” que protege al medio interno frente a la invasión por parte de células extrañas. Además de formar un muro protector, la piel y las mucosas disponen de otros mecanismos adicionales como el sebo, el moco, las enzimas y el ácido clorhídrico de la mucosa gástrica que también pueden actuar como mecanismos de defensa inespecíficos.
Inflamación:
Respuesta inflamatoria: En caso de que las bacterias u otros invasores se abrieran paso a través de las barreras químicas y mecánicas formadas por las membranas y sus secreciones, el cuerpo dispone de una segunda línea de defensa. La respuesta inflamatoria se puede definir como una serie de acontecimientos sucesivos que aparecen como resultado de un estímulo inflamatorio o “agresión”. Inmediatamente después de producirse una lesión, se produce una leve vasoconstricción que sólo dura un momento; los tejidos lesionados liberan una serie de sustancias químicas que afectan a los vasos. Estas sustancias son la histamina, la serotonina y un grupo de compuestos químicamente relacionados denominados cininas. Todas estas sustancias producen vasodilatación y un aumento de la permeabilidad de los vasos, de manera que los componentes de la sangre que normalmente deberían ser retenidos por ésta se pueden filtrar a los espacios hísticos.
El estudio microscópico de los vasos próximos a un punto de lesión muestra que los glóbulos blancos empiezan a acumularse en el vaso cerca de dicho punto y luego se adhieren a la pared. Esta adherencia de los leucocitos continúa hasta que la superficie endotelial del vaso está cubierta por leucocitos adheridos. Al cabo de unos minutos, estas células empiezan a pasar a través del revestimiento endotelial, saliendo de los vasos a los espacios intersticiales cerca de la lesión. Una de las funciones más importantes de muchos leucocitos es la fagocitosis; el paso de las células a la zona de lesión se denomina diapédesis; el término quimiotaxis describe la atracción de los leucocitos, en especial los neutrófilos, a los espacios intersticiales.
Fagocitosis: Es la ingestión y destrucción de microorganismos u otras partículas pequeñas. El tipo más numeroso de fagocitos son los neutrófilos, éstos atraídos por factores quimiotácticos en un proceso llamado diapédesis, emigran del torrente sanguíneo y llegan hasta el punto de la lesión. Su vida es muy corta, por lo que los neutrófilos muertos tienden a “amontonarse” en ese lugar formando la mayor parte de la sustancia blanca llamada pus.



Otro tipo frecuente de fagocito es el macrófago. Los macrófagos son monocitos fagocitarios que después de emigrar del torrente sanguíneo, se desarrollan hasta alcanzar varias veces su tamaño original.



Células asesinas (NK):
Se trata de un grupo de linfocitos que destruyen muchos tipos de células tumorales o infectadas por distintas clases de virus. Las células NK recurren a sistemas distintos de destrucción, la mayoría de los cuales incluyen la lisis (fragmentación) celular, alterando la membrana plasmática.



Interferón: Cuando son invadidas por virus, varios tipos de células responden rápidamente sintetizando la proteína interferón y liberando parte de ella a la circulación. Como su nombre lo indica, interfieren en la capacidad de los virus para provocar enfermedades, impidiéndoles multiplicarse en las células.

9 de marzo de 2012

SISTEMA INMUNE: Introducción


Enemigos de muchas clases y en gran número atacan al cuerpo; entre los más peligrosos se encuentran miles de microorganismos, como protozoos, bacterias y virus. Sin embargo, también hay enemigos en el interior del cuerpo donde pueden aparecer células anormales de forma irregular pero continua; si se les permite sobrevivir, se reproducirán para originar tumores. En este y los siguientes post se ofrece un breve resumen sobre el sistema que proporciona defensas frente a estos enemigos, tanto internos como externos, el sistema inmunitario.

Organización del sistema inmune
Los mecanismos de defensa pueden clasificarse en dos categorías principales de mecanismos inmunitarios: la inmunidad inespecífica y la inmunidad específica.
La inmunidad inespecífica incluye mecanismos que resisten a una serie de agentes amenazantes. El término inespecífica significa que estos mecanismos inmunitarios no actúan solo sobre uno o dos invasores concretos, sino que ofrecen una defensa más generalizada, actuando simplemente contra todo lo que reconozca como ajeno. Por el contrario, la inmunidad específica consiste en mecanismos que reconocen agentes amenazantes específicos y dirigen su acción contra estos agente y sólo contra ellos.
Los mecanismos de la inmunidad específica suelen tardar un cierto tiempo en reconocer sus objetivos y reaccionar con fuerza suficiente para superar la amenaza, al menos en su primera exposición a un tipo concreto de agente amenazante. Los mecanismos inespecíficos tienen la ventaja de poder reconocer a un enemigo tan pronto como se presenta.
El trabajo del sistema inmunitario está realizado por células o sustancias producidas por células. Los principales tipos de células que participan en la inmunidad inespecífica son los neutrófilos, los monocitos, los macrófagos y las llamadas células asesinas (natural killer, NK). Los principales tipos de células que participan en la inmunidad específica son dos clases de linfocitos, llamados linfocitos T y linfocitos B.