Los mecanismos generales de defensa,
inespecíficos, del cuerpo son muchos y variados
Resistencia de especie: Indica un fenómeno en el que las
características genéticas comunes a una determinada clase de organismo, o
especie, ofrecen defensa frente a ciertos gérmenes patógenos. Por ejemplo, la
especie humana es resistente a muchas infecciones que se difunden fácilmente
entre las plantas y otros animales; el hombre no tiene que preocuparse por
adquirir la enfermedad del olmo holandés o de infectarse con el virus del
moquillo canino. Por lo general, la resistencia de especie en el hombre es
consecuencia de la desfavorabilidad de nuestro medio interno para ciertos
gérmenes.
Barreras mecánicas y químicas: El medio interno está protegido por una
barrera mecánica continua formada por la membrana cutánea (piel) y las mucosas.
Denominadas con frecuencia la primera línea de defensa, estas
membranas presentan varias capas de células densamente agrupadas y otros
materiales, formando una especie de “muralla” que protege al medio interno
frente a la invasión por parte de células extrañas. Además de formar un muro
protector, la piel y las mucosas disponen de otros mecanismos adicionales como
el sebo, el moco, las enzimas y el ácido clorhídrico de la mucosa gástrica que
también pueden actuar como mecanismos de defensa inespecíficos.
Inflamación:
Respuesta inflamatoria: En caso de que las
bacterias u otros invasores se abrieran paso a través de las barreras químicas
y mecánicas formadas por las membranas y sus secreciones, el cuerpo dispone de
una segunda
línea de defensa. La respuesta inflamatoria se puede definir como una
serie de acontecimientos sucesivos que aparecen como resultado de un estímulo
inflamatorio o “agresión”. Inmediatamente después de producirse una lesión, se
produce una leve vasoconstricción que sólo dura un momento; los tejidos
lesionados liberan una serie de sustancias químicas que afectan a los vasos.
Estas sustancias son la histamina, la serotonina y un grupo de compuestos
químicamente relacionados denominados cininas. Todas estas sustancias producen
vasodilatación y un aumento de la permeabilidad de los vasos, de manera que los
componentes de la sangre que normalmente deberían ser retenidos por ésta se
pueden filtrar a los espacios hísticos.
El estudio microscópico de los vasos próximos a
un punto de lesión muestra que los glóbulos blancos empiezan a acumularse en el
vaso cerca de dicho punto y luego se adhieren a la pared. Esta adherencia de
los leucocitos continúa hasta que la superficie endotelial del vaso está
cubierta por leucocitos adheridos. Al cabo de unos minutos, estas células
empiezan a pasar a través del revestimiento endotelial, saliendo de los vasos a
los espacios intersticiales cerca de la lesión. Una de las funciones más
importantes de muchos leucocitos es la fagocitosis; el paso de las células a la
zona de lesión se denomina diapédesis; el término quimiotaxis describe la
atracción de los leucocitos, en especial los neutrófilos, a los espacios
intersticiales.
Fagocitosis: Es la ingestión y destrucción de
microorganismos u otras partículas pequeñas. El tipo más numeroso de fagocitos
son los neutrófilos, éstos atraídos por factores quimiotácticos en un proceso
llamado diapédesis, emigran del torrente sanguíneo y llegan hasta el punto de
la lesión. Su vida es muy corta, por lo que los neutrófilos muertos tienden a “amontonarse”
en ese lugar formando la mayor parte de la sustancia blanca llamada pus.
Otro tipo frecuente de fagocito es el macrófago.
Los macrófagos son monocitos fagocitarios que después de emigrar del torrente
sanguíneo, se desarrollan hasta alcanzar varias veces su tamaño original.
Células asesinas (NK):
Se trata de un grupo de linfocitos que
destruyen muchos tipos de células tumorales o infectadas por distintas clases
de virus. Las células NK recurren a sistemas distintos de destrucción, la
mayoría de los cuales incluyen la lisis (fragmentación) celular, alterando la
membrana plasmática.
Interferón: Cuando son invadidas por virus, varios tipos de células
responden rápidamente sintetizando la proteína interferón y liberando parte de
ella a la circulación. Como su nombre lo indica, interfieren en la capacidad de
los virus para provocar enfermedades, impidiéndoles multiplicarse en las
células.