Las
glándulas digestivas exocrinas comienzan a secretar cuando existe comida en el
tracto digestivo o cuando ésta se ve, huele o imagina.
- Secreción
salivar: La secreción de saliva está controlada por mecanismos reflejos.
Los estímulos químicos, mecánicos, olfativos y visuales inician los impulsos
aferentes a los centros del tronco del encéfalo, que envían a su vez impulsos
eferentes a nuestras glándulas salivares, estimulándolas.
- Secreción
gástrica: El estímulo de la secreción del jugo gástrico tiene lugar en tres
fases controladas por mecanismos reflejos y químicos. Dado que el estímulo que
activa estos mecanismos nace en la cabeza, estómago e intestinos, las tres
fases se conocen como fase cefálica, fase gástrica y fase intestinal,
respectivamente.
Fase cefálica: se la conoce también como
fase psíquica, ya que son factores mentales los que activan el mecanismo; los
pensamientos de una comida agradable activan los centros de control en el bulbo
raquídeo desde los que las fibras parasimpáticas del nervio vago conducen los
impulsos eferentes hasta las glándulas gástricas. Los impulsos del nervio vago
también estimulan la producción de gastrina.
La gastrina estimula la secreción gástrica, prolongando e intensificando la
respuesta.
Fase gástrica: los productos de la
digestión proteica de los alimentos que han alcanzado la porción pilórica del
estómago estimulan su mucosa para liberar gastrina a la sangre en los capilares
del estómago. Cuando ésta circula hasta las glándulas gástricas, la gastrina
acelera su secreción de jugo gástrico, que tiene un alto contenido en
pepsinógeno y ácido clorhídrico. Esto parece ser un mecanismo que asegura que,
cuando la comida esté en el estómago, habrá enzimas suficientes para digerirla.
La liberación de gastrina también es estimulada por la distensión gástrica
(causada por la presencia de alimento), la que activa los reflejos locales y
parasimpáticos en el píloro.
Fase intestinal: diferentes mecanismos
parecen ajustarse a la secreción de jugo gástrico a medida que el alimento
llega y pasa a través del tracto gastrointestinal. Los experimentos demuestran
que las secreciones gástricas se inhiben cuando el alimento, que contiene
grasas, carbohidratos y ácido (pH bajo), aparece en el duodeno. Es posible que
ocurra por medio de reflejos endócrinos mediados por las hormonas péptido inhibidor gástrico (GIP),
secretina, CCK y tal vez algunas más. Estas hormonas son secretadas por
células endócrinas de la mucosa duodenal. La secreción gástrica también se
puede inhibir por el reflejo enterogástrico parasimpático; así como este
reflejo inhibe la motilidad gástrica a medida que la comida comienza a llenar el duodeno, también puede inhibir la
secreción gástrica.
- Secreción
pancreática: la secretina estimula la producción del líquido pancreático,
pobre en enzimas pero rico en bicarbonato (HCO3-). Este
líquido alcalino neutraliza el ácido (alimento) que entra en el duodeno. Como
es de esperar, la presencia de ácido en el duodeno es el más potente estimulador
de la secretina.
La
otra hormona intestinal, conocida como colecistoquinina-pan-creozimina
(CCK), es una sustancia química con diversas funciones importantes: 1) hace
que el páncreas incremente sus secreciones exocrinas ricas en enzimas; 2) se
opone a la influencia de la gastrina sobre las células parietales gástricas,
inhibiendo así la secreción de ClH por el estómago, y 3) estimula también la
contracción de la vesícula biliar para que la bilis pueda pasar al duodeno.
- Secreción
biliar: la bilis se secreta continuamente por el hígado y se almacena en la
vesícula biliar hasta que se necesita en el duodeno; las hormonas secretina y
CCK estimulan la eyección de bilis por parte de la vesícula biliar.
- Secreción
intestinal: se sabe relativamente poco acerca de la regulación de las
secreciones exocrinas intestinales. Algunos hechos sugieren que la mucosa
intestinal, estimulada por el ácido clorhídrico y los productos alimenticios,
libera hormonas a la sangre, incluyendo el péptido intestinal vasoactivo (VIP),
que aumenta la producción de jugo intestinal. Las secreciones intestinales
contienen bicarbonato, que junto con el bicarbonato pancreático, neutraliza el
ácido del estómago. La secreción de bicarbonato se regula posiblemente por un
reflejo sensible a cambios en el pH del alimento semidigerido. Se supone que
ciertos mecanismos nerviosos ayudan a controlar la secreción del jugo
intestinal.
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